Si notas que tu mascota está más inquieta de lo normal, o tiene un comportamiento más “alocado”, es posible que se deba a la hiperactividad. Como lees, los perros hiperactivos existen, aunque suelen etiquetarse erróneamente como muy nerviosos, destructivos o desobedientes. Pero más que un problema de comportamiento, puede tratarse de una acumulación de energía que puede tener solución, sigue leyendo para conocer más sobre este tema.
- ¿Hay razas de perros hiperactivos?
- ¿Cómo saber si es un perro hiperactivo?
- Perros hiperactivos: el diagnóstico
¿Hay razas de perros hiperactivos?
La hiperactividad no es propia o exclusiva de un solo tipo de perro, sin embargo, suele evidenciarse con mayor frecuencia en razas específicas. Estas, de hecho, destacan por presentar niveles de energía más altos, en comparación con otros perros.
En este sentido, cualquier can puede presentar hiperactividad, pero es más frecuente en razas de perros de caza o pastoreo. Por ejemplo, el Beagle, border Collie, Bóxer, Cocker, Pastor alemán, Dálmatas, y otros.
Entre los factores que favorecen que sean perros hiperactivos está el metabolismo, pero también los niveles nutricionales, el clima y hasta ciertas enfermedades pueden influir. Además, puede tratarse de un defecto heredado debido a un padecimiento denominado hiperquinesis.
¿Cómo saber si es un perro hiperactivo?
Es importarte saber que la hiperactividad puede ser de dos tipos: fisiológica y patológica, teniendo cada una sus propios signos.
La hiperactividad fisiológica se produce a partir del aprendizaje, es decir, con el refuerzo de conductas, así como por trastornos relacionados con la separación. Por su parte, la hiperactividad patológica o hiperquinesis es generada por alteración de las vías de la dopamina en el cerebro.
En consecuencia, la hiperquinesis necesita tratamiento veterinario y no podrá ser solucionada a través de las pautas de conductas, ni siquiera si son efectuadas por un especialista en adiestramiento.
Síntomas de la hiperactividad fisiológica
Los perros hiperactivos de este tipo no tienen por qué experimentar cada uno de los síntomas aquí mencionados, siendo estos los más habituales:
- Demandan atención constante del tutor con gimoteos, lloros, aullidos y conductas destructivas.
- Cuando el cuidador está presente o ausente, demuestran comportamientos destructivos.
- Sueño breve y ligero, se sobresaltan al menor ruido.
- Durante los juegos, se muestran hiperexcitables, sin control.
- Frustración generalizada.
- Mantienen una actitud de alerta, sin embargo, no consiguen concentrarse.
- Es posible que no controlen adecuadamente los esfínteres.
- Falta de inhibición de la mordida, así como de otras conductas.
- No logran aprender lo que se les enseña, principalmente por el alto nivel de estrés y la falta de sueño.
Síntomas de la hiperactividad patológica
En el caso de la hiperquinesis, los síntomas pueden incluir:
- Es incapaz de relajarse, lo que puede afectar el sueño.
- Presenta un nivel muy alto de actividad.
- Responde exageradamente a diversos estímulos.
- Salivación excesiva.
- Dificultad para el aprendizaje, relacionada con la falta de sueño.
- Es posible que aparezcan estereotipias, es decir, movimientos repetitivos sin fin aparente.
- Frecuencia respiratoria y cardíaca elevada.
- Disminución de la micción.
- Metabolismo energético elevado.
Perros hiperactivos: el diagnóstico
Antes de comenzar a tratar la hiperactividad en perros, es importante determinar que, de hecho, la padece, descartando también la causa.
Para ello, suele emplearse un test con metilfenidato (tipo de anfetamina), el cual permite descartar la hiperquinesis. La sustancia se aplica, pudiendo generar 2 escenarios en el can:
- El perro reacciona de forma excitable, lo que significa que se puede descartar la hiperactividad patológica.
- La reacción es mucho más calmada, lo que permite confirmar que se trata de un problema patológico.
Cuando el test es negativo, es probable que se trate de un caso fisiológico, un problema que suele afectar de manera general a perros con características específicas:
- Canes de razas activas (como las ya mencionadas).
- Falta de enriquecimiento ambiental, así como de estimulación mental.
- Machos jóvenes.
- Perros con falta de contacto social.
- Cuando hay falta de bienestar animal.
- Ante el destete prematuro, y que implica falta de aprendizaje.
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