Es una clínica a evitar.
Mi experiencia fue la siguiente:
Llevamos a mi peludo durante varios meses por diferentes problemas de salud.
Evidentemente,ante las actuales circunstancias sanitarias, llamé para concertar cita. Me responden que me pase sin cita: 45 minutos de espera en la calle diluviando. Precisamente si llamo es para evitar esas esperas innecesarias (mi tiempo también tiene valor).
Una de las auxiliares nada más vernos nos espeta: ¿Que querías? Evidentemente no quiero un café...en fin.
Posteriormente, nos atiende el señor veterinario con cara de pocos amigos y con contestaciones parcas,vagas y secas.
Ni corto ni perezoso se dispone a limpiar las orejas al perro,le explico que se altera mucho y chilla cuando se lo hago yo y, con cierto retintín, me salta : "Ya, ya, pero como puedes ver conmigo también chilla". Ante mi cara de estupefacción reculea y me dice: "Bueno, no te preocupes que eso se lo hacemos aquí".
Mire señor, si quiere limpiarlas las limpia y,si no, se calla la boca y punto. Yo voy a un veterinario para que haga a mi perro lo que le tenga que hacer pero no me sermonee ni lo haga de mala gana (evidentemente debería de haber cogido al perro y largarme, pero tengo bastante más temple y educación).
Ya por último, señor veterinario, debe de emitir FACTURA. Sí, esos papelitos que justifican las compraventas o la prestación de servicios. Posiblemente en la facultad de veterinaria no le enseñaron qué es una FACTURA, pero créame que existen y se usan en el 99'9 % de los establecimientos.
Los demás también hemos ido a la universidad y tenemos mucha formación.
Conclusión: maltrato, tirantez,altanería, prisas, interés por el dinero y, en resumidas cuentas, un trato que deja mucho que desear.
Lo que, otrora, fue un buen veterinario con gran fama se ha convertido en un maleducado con mala leche (opinión generalizada entre las personas que conozco) que le importa más el importe de la consulta (sin FACTURA) que tú, tu animal y tu tiempo.